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Extracto:Los mercados están pendientes toda la semana de la publicado del índice de gasto del consumidor (PCE), el termómetro de la inflación clave para el banco central.
Para el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, la jornada de hoy será clave para tomar una decisión sobre los tipos de interés en su reunión de septiembre. Se publica el índice de gastos del consumidor (PCE, por su siglas en inglés) y su versión subyacente, que mide los cambios en los precios de bienes y servicios adquiridos por los consumidores en Estados Unidos.
Es la brújula que guía a la Fed a la hora de tomar decisiones en su política monetaria y uno de los agarres a los que se aferra Powell para resistir la presión política para que baje tipos, sobre todo, después de la revisión a la baja de los datos de empleo de finales de julio. El dato también llega tras el discurso en Jackson Holeen el que se admite que la opción de bajar tipos es plausible debido a los riesgos a la baja sobre el mercado laborla.
La inflación en EEUU, todavía demasiado alta a ojos de los banqueros centrales, puede justificar una mayor resistencia de la Fed a las presiones de Trump y su gobierno, después de la guerra declarada en los tribunales a cuenta del despido, aún sin ejecutar, de la gobernadora Lisa Cook.
El PCE mide la evolución de los precios de bienes y servicios que consumen los estadounidenses y, a diferencia del IPC tradicional, captura con mayor precisión los cambios en los patrones de consumo, una característica que mide mejor la presión inflacionaria según los economistas. Dice la Fed que los aranceles están encareciendo los precios de consumo a ojos del banco central y, por ello, se enrocado en mantener las tasas en el 4,25%-4,5%, zona restrictiva desde el punto de vista del crédito.
Powell entre dos fuegos: los mercados y la política
El escenario es especialmente complejo para Powell. Por un lado, los inversores reclaman señales claras de que los tipos, actualmente en máximos de dos décadas, empezarán a descender pronto. Por otro lado, la política mete presión en la misma dirección. El expresidente Donald Trump, en plena carrera electoral, acusa a la Fed de retrasar innecesariamente los recortes y ha sugerido incluso que podría destituir a Powell. “Los ataques del presidente Trump a la independencia de la Reserva Federal de EEUU son una presión implacable destinada a doblegar a una institución diseñada para resistir el calor político”, advierteXiao Cui,economista de Pictet WM.
El intento de Trump de apartar a la gobernadora Lisa Cook, bajo acusaciones de fraude hipotecario, y la posibilidad de que sus nominados ganen peso en la Junta de Gobernadores, dibujan un escenario en el que la Fed podría perder autonomía. Cui subraya que “el que Cook llegue a ser reemplazada por una persona designada por Trump plantea significativos riesgos de política monetaria y profundas implicaciones respecto a la independencia de la Reserva Federal”.
Un dato que puede marcar la estrategia
El PCE de esta semana es crucial porque servirá de termómetro para los próximos movimientos de la Fed. Si la lectura confirma que la inflación sigue moderándose, Powell tendrá más margen para iniciar una senda de recortes sin arriesgar la credibilidad de la institución. Los analistas no lo ven claro y estiman un estancamiento.
El consenso sitúa el crecimiento mensual en julio del índice subyacente del PCE del 0,3% y del 2,9% en tasa interanual. Cualquier desviación al alza puede reforzar a la Fed en su posición actual, pero si hay un descenso claro, el camino hacia las rebajas de tipos quedaría despejado de dudas. Los futuros sobre tipos de la Fed apuntan a una mayoría casi unánime que apuesta por ello y Wall Street ha comprado esa tesis. Por tanto, cualquier dato que lo rebata puede dar un susto en bolsa.
Riesgo de error
Desde Bank of America, la economistaAdyta Bhaverecuerda que los últimos mensajes del presidente del banco central han sorprendido: Los comentarios del presidente de la Fed, Powell, en Jackson Hole fueron más moderados de lo que esperábamos nosotros y los mercados. Señaló desde el principio que ‘el equilibrio de riesgos parece estar desplazándose’ hacia el mercado laboral.
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